Por Dr. Crisantos Obama Ondo
Politólogo/diplomático, investigador, analista social y conferenciante.
África acoge el 33% de la población más pobre del mundo y alcanza solo el 1.6% del PIB global. Una cuarta parte de la población africana sufre de desnutrición, el 62% viven en chabolas y solamente el 16% tiene acceso a agua potable en África subsahariana, aunque habría que destacar algunos esfuerzos específicos desplegados en los últimos diez años por países como Guinea Ecuatorial.
Varios factores contribuyen a la proliferación de esa pobreza en África. Y considerando la pobreza un fenómeno complejo, la situación de indigencia en que viven millones de personas en el continente africano puede ser atribuida a diversos factores, pero nos limitados a unos cuantos como: históricos, políticos, geográficos y económicos. La pobreza manifestada a través de los indicadores sociales en retroceso, el acceso de los niños a la educación, la tasa de alfabetización, los niveles de salud, así como la mortalidad infantil, constituye una preocupación fundamental para cualquier africano.
Se recuerda con estupor que hace mas de 2010 años que las sociedades modernas establecieron el fin de la pobreza en el mundo como uno de sus prioridades. La aventura fue primero con los objetivos de Desarrollo del Milenio y luego con los actuales Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero a las alturas que nos encontramos y mientras la ONU, celebra cada día 16 de octubre de cada año, el día Mundial de la Alimentación, nos damos cuenta de la hipócrita misión y la falta de voluntad de las naciones más poderosas del mundo por colaborar, las cuales dicen mucho, prometen tanto, pero hacen nada.
Y lejos de limitarse a la consideración de algunas como la corrupción y la gobernanza democracia, otros factores profundos, afectan el desarrollo de África. Y en esta primera entrada de este medio, quiero dejar patente algunos de los factores que bloquean el despeje africano para lograr el bienestar de su población:
Conflictos e inestabilidad política
Los siglos de colonización y explotación de África por parte de Europa, afectaron significativamente tanto el tejido social y cultural como el económico de los países africanos. La organización social y política de la población se desentendieron, y la consiguiente la formación de los actuales estados nacionales, se hizo precisamente para perpetuar la inestabilidad política en África, y gran parte de los conflictos que sufren hoy los países del continente, tienen su origen en estas medidas tomadas sin considerar la realidad social, cultural ni política de los pueblos africanos. Y en un contexto de inestabilidad política, la construcción de la capacidad productiva y de un estado de bienestar social se hace complicada, limitando los esfuerzos de reducción de la pobreza en África.
Epidemias
La capacidad productiva también se ve afectada por las grandes endemias y epidemias que azotan a la población africana. Si antes se habló de enfermedades como Ébola, el SIDA y la Malaria, otras como el hepatitis B y C, amenazan silenciosamente la población de África, y forman un ciclo que se retroalimenta: los más pobres son los más afectados por las enfermedades, con la dificultad de acceder a los servicios básicos de salud esenciales para la prevención y la cura de enfermedades, y en consecuencia, una población enferma es incapaz de generar productos básicos para su supervivencia, lo que la condena a vivir en condiciones de pobreza.
Para lograr el deseado desarrollo en África, se hace necesario la transformación estructural de las economías de los países. Y para ello, es esencial la inversión en las personas a través de la priorización de la protección social y de la ampliación del acceso a servicios básicos como la salud y educación. Aquí no se trata de solo culpar, sino de asumir igualmente responsabilidades.
Efectos climáticos
De los problemas antiguos, a los problemas nuevos. Los efectos climáticos, constituyen otro factor devastador de las esperanzas de una vida mejor para los africanos. Algunas regiones del continente son susceptibles a efectos climáticos como las inundaciones que ocurren en África meridional y las graves sequías de la región del Sahel. Los ríos se están secando en las zonas tropicales de África Central y todos estos desastres naturales afectan a la producción de alimentos, poniendo en riesgo no solo la seguridad alimentaria y nutricional de la población africana, sino también la producción agrícola, que tiene gran peso en la economía del continente.
Dependencia de los productos básicos
La dependencia de los productos básicos como el principal motor de la economía también es un elemento que agrava la vulnerabilidad económica de África, debido a que el crecimiento económico queda subordinado a los precios de los mercados mundiales, que, a su vez, están sujetos a las crisis. Pero se sabe buenamente que esta dependencia de los productos básicos forma parte de una estrategia bien meditada para bloquear el crecimiento económico de África. Se integra en los mecanismos injustos de la política económica mundial. Los precios de los productos básicos africanos se fijan en el mercado internacional, y siempre bajos, mientras los productos manufacturados importados por África, son excesivamente caros.
En otras palabras, la desmedida dependencia de un sector primario de producción dominado por el exterior y orientado hacia el exterior por la falta de diversificación de la economía es un enorme obstáculo. Pero no es un producto del azar, sino de un proceso bien planificado y establecido para garantizar la permanente dependencia del continente africano a la producción industrial mundial.
Teorías como el desarrollismo sostuvieron la división internacional del trabajo en el mundo del siglo XX en dos: un pequeño grupo de países dedicados a producir bienes industriales y el resto de los países dedicados a producir materias primas. Mientras se sabe que, en el comercio internacional, las materias primas en general pierden valor relativo frente a los bienes industrializados, fenómeno llamado «Deterioro de los términos de intercambio». De modo que, los países productores de materias primas necesitan producir cada vez más para comprar lo mismo, descapitalizándose a favor de los países industrializados. Razón del desarrollismo que sostiene que la Industrialización es un proceso ineludible para el desarrollo económico de un país, y que los Estados africanos deben establecer políticas industriales que promuevan el desarrollo industrial. Pensar desarrollarse fuera de este marco, es una utopía, y los países africanos debe saberlo.
Muy poco se puede hacer frente el menor valor intrínseco de las exportaciones africanas frente a sus importaciones. Mientras un kilogramo de cacao cueste 1000 francos CFA, los 50 gramos de chocolate te cuesten más de 6000 francos, y por ello, la pobreza en los sectores de producción persistirá, además de la subvención por los países desarrollados de la producción agrícola, como la Política Agrícola Común de la Unión Europea, como modelo de destrucción de la pequeña actividad agrícola africana.
Deuda externa
La deuda externa es la cantidad que debe un país a sus acreedores internacionales a cambio de préstamos que han recibido. Según la Comisión Económica para África de Naciones Unidas, la deuda externa total en África ha sido mayor que el 30% del PIB desde 2010. Es evidente que a los países africanos endeudados les resta poco capital para invertir en la mejora del bienestar de su población. De acuerdo con un estudio realizado por el Fondo Africano de Desarrollo, durante las dos últimas décadas, el gasto por la devolución de los préstamos por países endeudados fue mayor que la inversión realizada en la salud y la educación. Por tanto, la deuda externa, convertida en eterna, asfixia profundamente el contexto socio económico de África, y tal como se sabe, no existe voluntad alguna por condonarla.
Además, de África sale más capital del que entra. Una de las principales causas del subdesarrollo sistémico de África ha sido y sigue siendo que sale más capital del que entra, invariablemente préstamos extranjeros que tienen el papel de catalizadores del proceso de descapitalización. El ciclo de deuda externa pública y descapitalización continúa en todo el continente bajo la atenta mirada del Fondo Monetario Internacional y las instituciones financieras extranjeras que representan a los grandes bancos de Estados Unidos y Europa, y a los grandes intereses corporativos.
A la deuda externa, se suma el hecho de la falta de reformas reales en la estructura económica mundial. A pesar de la retórica acerca de la globalización y el entusiasmo vendido sobre las políticas neoliberales, la estructura económica mundial no ha cambiado en nada. Todo lo contrario, el retrato económico global de África es un declive constante desde la década de 1980. En 1955 la participación del continente en el comercio mundial fue del 3,1 % y en 1990 solo del 1,2 %… Y todo ello, a pesar de poseer más del 45 % de las materias primas para las industrias mundiales. Una injusticia clara que promueve desgracias enormes.
La injerencia externa
La injerencia externa de las potenciales coloniales en los asuntos internos de los Estados africanos es el factor detonante de la inestabilidad política en muchos países de África. Atraídos por los recursos naturales del continente, y sumada a la posición astuta de explotar dichos recursos sin una contrapartida real, dichas potencias recurren a la injerencia política y consecuentemente la inestabilidad se instala. De hecho, y a pesar de las independencias, muchos países africanos siguen dependiendo política, económica y defensa de sus metrópolis. Los cuales interesados en promover bienestar en su población en detrimento de las poblaciones africanas no cesan de poner al frente de los Estados a marionetas a su servicio a cambio de una “democracia de propaganda”. Y para ello, organizan golpes de Estados o conspiran contra las autoridades nacionales, y la propagación del terrorismo no está exento de dicha estrategia. En los últimos veinte años, la Republica de Guinea Ecuatorial ha sufrido cerca de tres intentos de Golpes de Estado y las Naciones Unidades no ha condenado a ninguno de ellos. Burkina-Faso y Mali han sufrido mas de cuatro intentos de golpes de Estado en los últimos dos años.
Efectivamente los mecanismos externos de dominación africana persisten. Hasta se han hecho más fuertes y más consolidados en las últimas seis décadas que en la era de la dominación colonial. Muchos países o regiones siguen reclamando de Francia su soberanía monetaria, económica y política como los países de África central y occidental. Desgraciadamente las políticas de injerencia siguen siendo el instrumento prioritario utilizado por las potencias externas para seguir explotando y dominando el continente africano.
En conclusión, para lograr el despeje africano, este continente necesita algo más que ONG y la intervención de la ONU. África necesita algo más que la financiación china para el desarrollo de las infraestructuras; algo más que la integración regional defendida por el Banco Mundial sin éxito, y que solo busca fortalecer el papel de las corporaciones multinacionales que tratan de dominar los sectores clave de la economía de las materias primas. Y parece el objetivo que persigue las políticas internaciones en África, es crear un clima propicio para la inversión de las empresas extranjeras en las mejores condiciones posibles. Aunque paradójicamente no se dice nada sobre protección de los derechos de los trabajadores, negociación colectiva, salarios dignos, viviendas adecuadas y asequibles, hospitales y escuelas. Siendo la única preocupación de los inversionistas, los Gobiernos y las organizaciones internacionales que les asisten en África, la inversión en sí, no el bienestar social, cultural, económico y político de las personas africanas.
Pero, por suerte, el continente no solo tiene enormes desafíos que arrostrar, África cuentan igualmente con enormes potencialidades y oportunidades que deben ser aprovechadas y gestionadas debidamente. Mas del 60% de su población es joven y sub suelo, suelo, ríos, mares, bosques, sabanas, siguen siendo ricos en recursos minerales.